En Resumen
- La IA generativa podría agregar $2.6 a $4.4 billones anualmente a la economía global, según un informe de McKinsey.
- La banca, la alta tecnología y las ciencias de la vida son las industrias más propensas a beneficiarse de la IA generativa.
- Se espera que la IA automatice el 60 al 70% de las actividades laborales, acelerando la transformación de la fuerza laboral.
El dominio emergente de aplicaciones de inteligencia artificial (IA) generativa como ChatGPT y Stable Diffusion han preparado el escenario para una revolución económica, según un informe de la firma global de consultoría de gestión McKinsey.
Esta tecnología transformadora tiene el potencial de agregar hasta $4.4 billones a la economía global cada año, según McKinsey, lo que equivale al 15% o 40% del impacto económico total de la inteligencia artificial (IA) en conjunto.
"La IA generativa podría agregar el equivalente entre $2.6 billones a $4.4 billones anualmente en los 63 casos de uso que analizamos", afirma el informe, destacando el potencial económico de la tecnología emergente.
La inteligencia artificial generativa, una rama de la IA que se enfoca en crear nuevo contenido basado en datos pre-entrenados, ha ganado gran popularidad gracias a su creciente número de casos de uso que van desde diagnósticos médicos complejos hasta creaciones artísticas puras. Aplicaciones como ChatGPT, Copilot de Microsoft y Stable Diffusion son algunos ejemplos.
El informe de McKinsey destaca el potencial de la IA para impactar en industrias específicas, afirmando que "la banca, la alta tecnología y las ciencias de la vida son algunas de las industrias que podrían ver el mayor impacto como porcentaje de sus ingresos de la IA generativa".
La IA generativa ya ha revolucionado la forma en que se realizan ciertos trabajos, automatizando actividades y mejorando la productividad individual. Y según el informe, aún es temprano.
"Las tecnologías actuales de IA generativa y otras tienen el potencial de automatizar actividades laborales que absorben del 60 al 70 por ciento del tiempo de los empleados hoy en día", explica McKinsey.
Diferentes industrias verán diferentes impactos
Según McKinsey, las operaciones de los clientes, el marketing y las ventas, el desarrollo de software y la investigación y desarrollo son algunas de las áreas más propensas a ser impactadas por la IA generativa.
"Su potencial es tal que podría aumentar el impacto general de la IA entre un 15 a 40 por ciento", dice el informe.
En cuanto a las industrias, la banca, la alta tecnología y las ciencias de la vida son las que más podrían beneficiarse.
"En toda la industria bancaria, por ejemplo, la tecnología podría ofrecer un valor equivalente a un adicional de $200 mil millones a $340 mil millones anuales si los casos de uso se implementaran por completo", dice el informe, señalando que la IA generativa podría aportar entre $400 y $660 mil millones al año a los minoristas.
Es importante destacar que esta transformación en la fuerza laboral se espera que se acelere con los avances tecnológicos. McKinsey estima que la mitad de las actividades laborales de hoy podrían ser automatizadas entre 2030 y 2060, una predicción que ha estado preocupando cada vez más a los estadounidenses a medida que las herramientas de IA se vuelven más populares.
Mientras tanto, la firma de servicios globales PricewaterhouseCoopers publicó un informe que estima que la contribución de la inteligencia artificial a la economía global podría alcanzar la asombrosa cifra de $15.7 billones para 2030. Estas previsiones optimistas han generado un cambio significativo en el interés de los inversores, que ahora se está trasladando de las criptomonedas a las tecnologías de inteligencia artificial.
Este aumento de la fascinación por todo lo relacionado con la IA ha llevado a un grupo más amplio de inversores y fondos de cobertura a examinar las posibles implicaciones de la IA generativa para los negocios y la sociedad, con muchos cambiando su enfoque de las criptomonedas a las startups de IA.
La fusión de la IA generativa con otras tecnologías podría agregar anualmente de 0.2 a 3.3 puntos porcentuales al crecimiento de la productividad, señala PWC, argumentando que las empresas podrían ver una aceleración hacia un mundo más sostenible e inclusivo, siempre y cuando gestionemos eficazmente las transiciones de los trabajadores y los posibles riesgos.