Stronghold Digital Mining Inc., una empresa de minería de Bitcoin centrada en la sostenibilidad, ha anunciado una recaudación de $105 millones como parte de dos colocaciones privadas de títulos de capital. Entre los inversionistas que participaron se encuentran MG Capital y "varias oficinas familiares", según un portavoz.
La principal instalación de Stronghold, la planta generadora de Scrubgrass en Pensilvania, convierte el carbón residual en energía que luego se utiliza para minar Bitcoin y otras criptomonedas.
Los residuos de carbón—también conocidos como desechos de carbón—son el material que sobra de la minería tradicional del carbón. Además de ser una molestia para la vista, los residuos de carbón tienen importantes consecuencias para el medio ambiente, como la filtración de residuos nocivos en los cursos de agua o sistemas de drenaje cercanos.
Sin embargo, el carbón residual también puede aprovecharse para obtener energía. Y Bill Spence, copresidente de Stronghold, cree que esto es una victoria medioambiental positiva para la industria de la criptomoneda.
"Empleamos técnicas de minería de criptomonedas del siglo XXI para remediar los impactos de la minería de carbón del siglo XIX o XX en algunas de las regiones más descuidadas de Estados Unidos desde el punto de vista medioambiental", dijo.
Greg Beard, copresidente de Stronghold, añadió que la planta de Scrubgrass, combinada con la estrategia medioambiental de la empresa, permite a ésta extraer Bitcoin al tiempo que realiza una "contribución transformadora al medio ambiente".
Stronghold espera tener más de 28.000 mineros de criptomonedas operando a finales de 2021 y actualmente está en negociaciones para adquirir instalaciones adicionales con más de 200 megawatts de capacidad de energía.
La minería de Bitcoin y el medio ambiente
La minería de Bitcoin consume una inmensa cantidad de energía.
De acuerdo con la Universidad de Cambridge, toda la red Bitcoin consume actualmente unos 85 terawatts-hora (TWh) de energía al año. En términos de consumo energético anual, esto sitúa a la red Bitcoin por encima de la mayoría de los países del mundo.
En un estudio de septiembre de 2020 (también realizado por la Universidad de Cambridge), sólo el 39% de la red de Bitcoin se alimenta de energías renovables.
Informes anteriores de Decrypt han demostrado que la huella de carbono del sector de la energía no renovable de la minería de Bitcoin (casi dos tercios según las estimaciones actuales) ha alcanzado previamente niveles equivalentes a 61.000 millones de libras de carbón quemado.
A pesar de las preocupaciones medioambientales que rodean a la minería de Bitcoin, Stronghold afirma que—al quemar carbón residual—la tecnología de la empresa elimina aproximadamente el 90% de las emisiones.
Según una presentación de la Western Pennsylvania Coalition for Abandoned Mine Reclamation compartida con Decrypt, los residuos de carbón pueden "quemarse ahora de forma económica gracias a la tecnología avanzada".
Sin embargo, la economía no significa necesariamente que sea mejor para el medio ambiente; la quema de residuos de carbón sigue creando toxinas medioambientales. Según el proyecto Energy Justice Network, se crean 85 toneladas de cenizas tóxicas por cada 100 toneladas de residuos de carbón quemados.
Y con la nueva financiación, Stronghold seguirá contribuyendo a esta cifra. Para bien o para mal.