Tanto el mundo empresarial como el jurídico están llenos de contratos y documentos complejos que hay que leer detenidamente para asegurarse de que se entienden, cumplen una letanía de leyes y normas, y están debidamente archivados y actualizados. El seguimiento de casos y conclusiones legales es un trabajo a tiempo completo —y la inteligencia artificial (IA) puede aportar uno o dos granitos de arena.

Algunos de estos documentos pueden tener cientos de páginas y se necesitan horas para revisarlos. Mayo Oshin, un ingeniero de inteligencia artificial del Reino Unido, quiere cambiar esta situación utilizando la IA. El último proyecto de Oshin, bautizado como Warren Buffett, está dirigido al sector financiero y los documentos.

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Oshin dice que bautizó al robot con el nombre de Buffett porque está diseñado para analizar documentos financieros al estilo del famoso inversor en valores.

Con sede en Londres, Inglaterra, Oshin contribuye a un framework de código abierto llamado LangChain que proporciona diversas herramientas y recursos para facilitar el desarrollo de aplicaciones de IA.

"Una tendencia entre las empresas es incorporar el concepto de recuperación en sus sistemas de IA", dijo Oshin a Decrypt en una entrevista. La recuperación se refiere a la capacidad de "conversar con los datos", y esta característica, añadió Mayo, se ha convertido en una necesidad crucial para muchas empresas.

Como alguien que ha estado experimentando con capacidades de recuperación durante algún tiempo, Oshin dice que reconoció una creciente demanda de ejemplos prácticos de cómo la tecnología podría aplicarse a diferentes tipos de documentos y datos.

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"Ha habido muchas quejas sobre lo que se tarda en leer los informes anuales", explica. "Por ejemplo, los inversores en Tesla pueden querer entender los factores de riesgo actuales o cómo está actuando la dirección, pero los informes anuales pueden tener cientos de páginas".

El objetivo del proyecto es mostrar cómo la IA puede ayudar a analizar documentos grandes y complejos, facilitando y agilizando la extracción de información relevante mediante capacidades de recuperación que permitan a los usuarios conversar con los datos y recibir percepciones significativas, lo que se espera que conduzca a una mejor toma de decisiones.

"Se puede pensar que recupera secciones relevantes de un documento, en lugar de tener que leerlo entero, pero lo hace basándose en el lenguaje natural", explica Oshin.

Según explicó, la idea del chatbot era demostrar que es capaz de algo más que interacciones unidireccionales, en las que se han centrado los debates en torno a la inteligencia artificial.

"Normalmente, esto implica utilizar [ChatGPT] para realizar una tarea específica en un único archivo PDF o pieza de información", dijo. "Sin embargo, quería destacar que la demo puede realizar análisis a lo largo del tiempo utilizando un enfoque de series temporales". Un ejemplo es el análisis del rendimiento del flujo de caja a lo largo de varios años para revelar tendencias.

"Mucha gente cree que la IA es cara, pero en realidad puede ser rentable", afirma Oshin, y añade que cree que la razón por la que la tecnología se ha hecho viral es que la gente está a la vez entusiasmada y asustada por lo que la IA significa para el trabajo del conocimiento. Reconoce que es una preocupación que está impulsando parte del interés y el debate en torno a la inteligencia artificial y su impacto en la mano de obra.

"Lo que asusta es que la gente que trabaja en la investigación de la IA ni siquiera sabe de qué es capaz", añade Oshin. "Cuando se trata de algo que empieza a pensar por sí mismo, es una zona gris".

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