El cocreador de Dogecoin, Billy Markus, ha criticado a Mozilla por suspender las donaciones de criptomonedas por motivos medioambientales.

Mozilla, la organización sin ánimo de lucro que está detrás del navegador de Internet Firefox, ha aceptado donaciones de criptomonedas desde 2014. La semana pasada, Mozilla tuiteó un recordatorio aparentemente inocuo de este hecho, pero desde 2014, el mundo se ha vuelto mucho más consciente de la huella de carbono de la industria de las criptomonedas.

Como tal, la organización sin ánimo de lucro se ha encontrado con una ola de críticas.

"Hola, estoy seguro de que quien dirige esta cuenta no tiene ni idea de quién soy, pero yo fundé Mozilla, y estoy aquí para decir que se jodan y que se joda esto. Todos los implicados en el proyecto deberían avergonzarse de esta decisión de asociarse con los estafadores de Ponzi que incineran el planeta", dijo el cofundador de Mozilla, Jamie Zawinski.

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La reacción fue tan intensa que Mozilla llegó a suspender la posibilidad de que los usuarios donaran en cripto.

La pausa provocó aún más reacciones, esta vez del mundo de las criptomonedas.

"Gracias por sucumbir a una turba ignorante y reaccionaria de Internet", tuiteó el cocreador de Dogecoin, Billy Markus.

"Esperen a que esos tipos se enteren del costo ambiental de los dólares de papel y de toda la infraestructura bancaria, estoy seguro de que tendrán el mismo nivel de colapso sobre su propio impacto ambiental constante".

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Por supuesto, esta mafia de Internet no es ignorante: la industria de las criptomonedas conlleva un inmenso impacto medioambiental.

Bitcoin, Dogecoin y el medio ambiente

Las criptomonedas que requieren mecanismos de consenso de prueba de trabajo consumen cantidades ingentes de electricidad.

Bitcoin, la criptomoneda más emblemática del mundo, consume aproximadamente 120 teravatios-hora de energía al año. Este es un nivel de consumo de electricidad más alto que el que se puede encontrar en la mayoría de los países del mundo.

Según la Universidad de Cambridge, sólo el 39% de la red mundial de Bitcoin se alimenta de energías renovables. El resto -alrededor de dos tercios- funciona con combustibles fósiles como el carbón y el gas natural. El cálculo de la huella de carbono resultante de este consumo energético depende de la procedencia de la energía en primer lugar.

Esto, a su vez, da lugar a emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes, en términos generales, al uso de electricidad de 9,3 millones de hogares durante un año, a 57.100 millones de libras de carbón quemado o a 130.000 millones de millas recorridas por un vehículo de pasajeros medio.

El bitcoin es el peor culpable, pero no es el único. Según Digiconomist, una plataforma "dedicada a exponer las consecuencias no deseadas de las tendencias digitales", la red Ethereum consume actualmente unos 105 TWh al año. De nuevo, se trata de un consumo energético superior al de la mayoría de los países del mundo.

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