Por Adriana Hamacher
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El equipo detrás del Sindicato, un nuevo protocolo que permite a cualquier persona crear una DAO de inversión, ha anunciado hoy la recaudación de una ronda de financiación de serie A de 20 millones de dólares con participantes encabezados por Andreessen Horowitz.
Participaron más de 150 nuevos y diversos inversionistas, entre ellos Table Management, de Bill Ackman; Atelier Ventures, respaldada por el Grupo BNP Paribas; Coinbase Ventures, Sound Ventures, de Ashton Kutcher y Guy Oseary, y Snoop Dogg Ventures.
"El Sindicato está creando un protocolo de inversión descentralizada que permite a cualquier persona crear un sindicato de inversión en Internet por menos de 10 dólares en menos de un minuto", dijo el cofundador del protocolo Ian Lee en junio, mientras hablaba en un foro sobre DAOs de inversión en Coinshares Conversations.
Añadió que esto era unas mil veces más barato que cualquier otra forma de establecer un fondo de este tipo, y una potencial forma de que cientos de miles de personas participen en el desarrollo y la inversión en las próximas grandes compañías y redes tecnológicas del mundo.
Las organizaciones autónomas descentralizadas (DAOs) son la última herramienta para democratizar la inversión y pueden adoptar cualquier forma, desde pequeños grupos que curan el arte NFT hasta inversionistas que reúnen su capital, talento y redes para generar proyectos en etapa inicial. Están diseñadas para operar a nivel mundial, lo que significa un campo de juego mucho más grande y rico que un fondo tradicional.
Las DAO no tienen jerarquía— y en consecuencia, no tienen un solo punto de falla; no hay una sede central de la compañía y las reglas están escritas en código abierto, con los procesos de toma de decisiones codificados en contratos inteligentes que se ejecutan de forma autónoma en un blockchain. Los participantes de la DAO utilizan los propios tokens de gobernanza de la entidad para votar en qué proyectos invertir.
Casi $9 mil millones de dólares están actualmente en manos de DAOs según el rastreador DeepDAO, mientras que Moneyweek ha declarado la década de 2020 como "la década del DAO".
Sin embargo, poner en marcha una DAO puede ser un desafío, lo que ha llevado a la aparición de plataformas de creación de DAO, como Aragon, Colony, Gnosis Safe, Moloch y DAOStack.
El sindicato pretende simplificar el proceso y reducir la cantidad de capital necesario, fomentando así nuevos tipos de DAO para potenciar y enriquecer el ecosistema del que surgieron. Y el protocolo también cuenta con los componentes legales y la infraestructura necesarios para apoyar a las organizaciones en caso de que opten por convertirse en fondos de inversión de pleno derecho.
La visión es poderosa. Al combinar la inversión con las redes sociales, "El Sindicato podría potencialmente hacer a la inversión lo que YouTube hizo al cine, o lo que SoundCloud y Spotify hicieron a la industria de las grabaciones musicales", dijo Lee.
Los fondos de la ronda de la serie A se utilizarán para desarrollar tecnologías impulsadas por DAO, integrarse con proyectos de Web3 y startups de tecnología financiera, y para el apoyo a la comunidad, según el anuncio de el sindicato.
DAOs, como Komorebi, que invierte en emprendedores femeninos y no binarios, y Audacity, que se dirige a emprendedores negros y africanos, han declarado que la tecnología cambia las reglas del juego.
Komorebi cuenta con 35 participantes y, según su cofundador, Kinjal Shah, la conveniencia, la facilidad, las mínimas trabas para entrar y el bajo costo de echar a andar una DAO, fueron grandes ventajas.
En los próximos meses, como parte de su lanzamiento beta, el sindicato anunció que trabajará con docenas de nuevas comunidades, entre ellas CityDAO, cuyo objetivo es democratizar el acceso a la tierra.
Con el tiempo, la startup aspira a descentralizarse hasta desaparecer, y ya está trabajando en ello con su base de cientos de inversionistas— entre los que se encuentran algunos de los nombres más importantes de las criptomonedas, como Balaji Srinivasan, Jeremy Allaire y Meltem Demirors.
La visión es excitante e implica tecnologías que seguramente evolucionarán y se desarrollarán a lo largo de los años. Pero en su raíz está hacer que la inversión, antes reservada a un subconjunto pequeño y exclusivo de privilegiados, sea una actividad global, accesible y fundamentalmente social, para todos.
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