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Últimamente abundan los informes de que Venezuela pronto empezará a aceptar criptomonedas como el Petro por parte de sus ciudadanos para el pago de impuestos. Pero la realidad no es tan sencilla.
El Consejo Bolivariano de Alcaldes —un organismo gubernamental que reúne a 305 alcaldes de izquierda y un alcalde de oposición de los 335 municipios del país— firmó recientemente un documento conocido como el Acuerdo Nacional de Armonización Tributaria Municipal. Este instrumento legal busca optimizar el sistema tributario, y la criptmoneda respaldada por el Estado venezolano, el Petro, es una de las herramientas utilizadas para lograrlo.
Pero en Venezuela, usar petros no es lo mismo que aceptar petros, como para el pago de impuestos o cualquier otra cosa. En el documento, los alcaldes acuerdan usar al Petro como una "unidad de cuenta" —una medida usada para calcular las multas, honorarios o impuestos dentro del país. El Petro también se utilizará, por ejemplo, como referencia de precio para el valor de un metro cuadrado de tierra a efectos del impuesto sobre bienes inmuebles.
Pero no hay ninguna declaración oficial que reconozca, o incluso sugiera, que los municipios acepten la criptomoneda nacional como medio de pago.
Y esta decisión, de hecho, puede tener más que ver con el amor del gobierno por el dólar americano que con el propio Petro.
Venezuela sufre una inflación galopante, una devaluación constante y aparentemente interminable de su moneda fiduciaria, el bolívar. Como resultado, el dólar americano es el rey en Venezuela, aunque las monedas extranjeras son cada vez más difíciles de conseguir dentro del país. Pero la supremacía del dólar en Venezuela es tal que los bienes y servicios a menudo, si no exclusivamente, se cotizan en dólares, incluso a pesar de que los venezolanos ganan salarios en bolívares cada vez más desvalorizados.
Eso hace que la vida diaria, lidiando con los gastos cotidianos como la comida y la vivienda, sea muy difícil para los residentes de la nación rica en petróleo.
Pero aunque la mayoría de las cosas en Venezuela están "dolarizadas", es imposible hacerlo con los impuestos, así que los políticos han materializado la siguiente mejor idea: el Petro es un criptoactivo vinculado a una cesta de productos básicos valorados en dólares. Aceptar petros permitiría al gobierno recibir dólares indirectamente.
Pero el gobierno no quiere petros, quiere fiat. Así que usar petros para calcular impuestos sin aceptarlos realmente es la mejor manera de dolarizar los impuestos en la práctica sin tocar realmente ese cochino dinero estadounidense.
Lo que eso significa efectivamente para los contribuyentes venezolanos es esto: Anteriormente, si un venezolano tenía una deuda tributaria de 809.457 bolívares (o 10 dólares) el 1 de enero de 2020, y esperaba hasta hoy para pagarla, el Estado obtendría poco menos de 3 dólares en impuestos, debido a la inflación y la devaluación monetaria.
Pero ahora, si la deuda tributaria de un venezolano es de 0,5 petros (que, en promedio, es oficialmente de 30 dólares), entonces eso le daría al Estado 30 dólares hoy, mañana o el año que viene, sin importar la devaluación del bolívar. Por supuesto, el pago no se hace en petro sino en bolívares que el gobierno puede cambiar rápidamente por la moneda del Malvado Imperio Norteamericano.
El alcalde del municipio de Vargas, José Alejandro Terán, dijo a VTV que el acuerdo "demuestra que los alcaldes estamos viendo la economía como un todo" asegurando que el documento "nos permitió desprendernos de una visión local y entender la economía en su globalidad".
Esa visión parece ser una en la que todo en la economía venezolana esté un día dolarizado, es decir, todo excepto los salarios de los venezolanos.
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