Por Scott Chipolina
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En medio de las continuas críticas a la contaminación generada por el minado de Bitcoin, las empresas mineras están recurriendo a una nueva fuente de energía: la nuclear.
En julio, la empresa minera de Bitcoin Compass Mining ya adoptó la energía nuclear tras asociarse con Oklo, una startup de energía nuclear. Oklo está construyendo los llamados "microrreactores" para evitar los enormes obstáculos logísticos de un reactor nuclear a gran escala.
Representación artística de los microrreactores de Oklo. Fuente: Gensler
Talen Energy, una empresa energética estadounidense, también ha anunciado una asociación similar con TeraWulf Inc, una empresa de minería de Bitcoin con sede en Estados Unidos. Talen está construyendo una instalación minera del tamaño de cuatro campos de fútbol americano en Pensilvania para apoyar la empresa. Llamada "Criptomina Nautilus", la instalación minera "creará monedas de cero carbono con la correspondiente cobertura regulatoria, minadas en Estados Unidos en un lugar seguro", dijo el presidente de Talen, Alex Hernández.
El principal intríngulis de esta variedad de asociaciones se reduce a la reputación de Bitcoin como contaminante neto y a la capacidad de la industria nuclear para generar energía limpia.
Así, en lugar de utilizar combustibles fósiles dañinos para generar la electricidad necesaria para minar Bitcoin, la fisión nuclear podría proporcionar los mismos resultados sin emisiones de carbono.
"Estamos construyendo la demanda adyacente a la planta nuclear existente", dijo Alex Hernández, presidente de Talen Energy, sugiriendo que la minería de Bitcoin proporciona al proveedor de energía una nueva fuente de ingresos además de servir a las redes de energía.
Muchos entienden que la criptomoneda estrella necesita urgentemente una energía limpia y fiable que no conlleve fuertes emisiones de carbono.
El impacto de Bitcoin en el medio ambiente está bien documentado.
Según la Universidad de Cambridge, la red Bitcoin consume algo menos de 100 teravatios-hora (TWh) al año. Esto sitúa a la red Bitcoin en la compañía de algunos de los países que más energía consumen del mundo. El año pasado, la red consumía hasta 141 TWh, lo que significa que sería uno de los 30 primeros países del mundo por consumo de energía.
La cantidad exacta de este consumo de energía que se traduce en una huella de carbono depende de la cantidad de energía que procede de fuentes de energía no renovables o intensivas en carbono.
Según la Universidad de Cambridge, sólo el 39% de la red Bitcoin funciona con energía renovable. Desde el estudio de la universidad de septiembre de 2020, los mineros de Bitcoin han intentado realizar sus propios estudios, aunque sus resultados han sido recibidos con escepticismo.
Debido al hecho de que las máquinas de minería de Bitcoin suelen ser máquinas de un solo uso con una vida útil corta, la minería también genera una gran cantidad de residuos electrónicos.
Según un estudio reciente realizado por Alex de Vries, fundador del sitio web Digiconomist, que rastrea las consecuencias imprevistas de las tendencias digitales, Bitcoin produce tantos residuos electrónicos como los Países Bajos al año.
Con este historial, no es de extrañar que los mineros de Bitcoin busquen una solución en la energía nuclear.
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