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Colombia está abriendo terreno para que las industrias de las criptomonedas prueben sus casos de uso sin las trabas legales que tanto reinan en el país.
En septiembre de 2020, el gobierno de ese país aprobó un sandbox regulatorio con el objeto de probar la viabilidad de nuevas tecnologías en el ámbito financiero. Un sandbox regulatorio —al que el gobierno llama “la arenera”— es una especie de ambiente cerrado y estrictamente controlado, en el cual se pueden hacer varias pruebas de concepto de tecnologías, procesos, soluciones legales etc, sin la necesidad de cumplir con las estipulaciones legales vigentes.
En el marco del sandbox regulatorio actual, Colombia seleccionó a 9 iniciativas para hacer pruebas piloto de operaciones cash-in (depósito de fondos) y cash-out (retiro de fondos) entre entidades bancarias establecidas y plataformas de intercambio de criptomonedas.
Cada banco trabajará con una plataforma de intercambio de criptomonedas. Las alianzas establecidas fueron: Banco de Bogotá con Bitso, Banco de Bogotá con Buda, Bancolombia con Gemini, Coltefinanciera con Obsidiam, Davivienda con Binance, la fintech Powwi con Binance, Coink con Banexcoin y la fintech Movii con Panda y Bitpoint.
Este primer paso luce promisorio, pero ¿qué impacto tendrá en un futuro cercano?. Probablemente no mucho. Decrypt conversó con John Aponte, un abogado colombiano especializado en derecho tributario y administrativo quien aseguró que la misma naturaleza legal del país dificulta en muchos casos la innovación.
“Colombia se ha caracterizado por ser un país abierto a la innovación, pero con unos dolores de parto muy fuertes en esos procesos.” dijo a Decrypt. “Las excesivas pero necesarias restricciones aplicadas para prevenir el blanqueo de capitales, fuga de fondos y operaciones fraudulentas han sobre-blindado el sistema financiero al punto que probablemente una innovación de este tipo donde exista un mínimo de apoyo a la descentralización podría estancarse o incluso quedar en el olvido” aseguró.
Sin embargo, no todo es pesimismo. “El sandbox es necesario. Da un toque de legitimidad a las plataformas de criptomonedas y facilita mucho los argumentos a favor de estas tecnologías.” dijo Aponte. Como primer paso, el sandbox sirve para afinar detalles, orientar a las startups en diversos aspectos técnicos y burocráticos. También proporciona a los entes reguladores una visión más clara de lo que sería la realidad una vez se apliquen las tecnologías. En este caso, la posibilidad de que los bancos ofrezcan servicios criptofinancieros.
Desde el punto de vista de la banca nacional, existe cierto optimismo respecto al sandbox. “Una de nuestras grandes motivaciones es ser parte activa de la transformación del país y consideramos valioso participar en la construcción de la posible regulación que habilitaría el intercambio de criptoactivos en el marco normativo colombiano”, afirmó Oscar Bernal Quintero, Vicepresidente de Tecnología del Banco de Bogotá al diario colombiano Portafolio.
La decisión de Colombia sigue con la tendencia marcada por otros países. Recientemente, Decrypt en Español reportó que Brasil inició un sandbox regulatorio un poco más amplio que el colombiano y España también cerró la convocatoria para su segundo sandbox algunos días antes.
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