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No es fácil encontrar a una persona como Santiago Siri, un treintañero bonaerense, expatriado en Estados Unidos —y recientemente, España— de hablar pausado, asertivo e intelectual.
Este emprendedor forma parte de una tribu de autodidactas desarrolladores que comenzó con los videojuegos para convertirse en un ‘hacktivista’ una mezcla de político y tecnologo que le llevó a fundar Democracy.Earth, una startup sin fines de lucro que pretende arreglar la caótica política actual con la ayuda de blockchain.
Siri, como le llaman los amigos, no es la voz de inteligencia artificial de Apple —aunque ya ha recibido cientos de bromas con preguntas a su celular— pero sí es un curioso intelectual.
Decrypt se reunió con Santiago en un restaurante dentro del estadio Santiago Bernabéu del club de fútbol Real Madrid, para conversar sobre su proyecto.
El joven llegó cargando en su mano un libro del prolijo escritor argentino Jorge Luis Borges, un autor que Siri ve como un profeta del internet y la blockchain.
Este Siri de inteligencia humana, acaba de instalarse en Madrid tras residir en San Francisco y Nueva York; está muy atento al proceso de elecciones de Estados Unidos, ya que le llamó mucho la atención la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 y sigue muy de cerca la crisis social de Chile y mantiene un ojo en Venezuela y en su propia Argentina natal.
El emprendedor anhela ver en los próximos años una evolución de las plataforma de redes sociales en la que todos participen con "tokens de voto", que permita desde elegir políticos, hasta aprobar referéndums—como un posible plebiscito en Cataluña, España. La idea, perfectamente factible permitiría inclusive crear y promulgar los estatutos de un club de fútbol o social. Y en una fase más corporativa, establecer el plan de negocios de una empresa, ahorrando tiempo y dinero.
Con este objetivo Democracy.Earth desarrolla la "criptomoneda política", que son básicamente unos tokens generados en blockchain Ethereum.
Y es que crecer y nacer en Argentina ha marcado su visión del mundo. "Hemos cambiado el potencial liberador original de Internet por la servidumbre corporativa estéril. El tiempo que pasamos retuiteando en línea, votando y haciendo clic sirve principalmente para ayudar a las corporaciones como Facebook, Google y Twitter para que nos dirijan mejor con publicidad", asegura enfáticamente Siri.
Los usuarios de Democracy.Earth, tienen una amplia flexibilidad para votar sobre cualquier tipo de tema o persona, cada vez que inicien sesión. Y es aquí donde el fundador ha probado distintos modelos de democracia aplicada.
Este ensayo y error se sustenta en el hecho de que las democracias centralizadas, en muchos casos, no han acabado bien. Un ejemplo es Chile; país que ha experimentado por más de 30 años el modelo neoliberal implementado por los discípulos chilenos del economista de la universidad de Chicago, Milton Friedman, que privatizaron todo, tanto, que hasta las pensiones del país sudamericano —conocidas como AFP (Aseguradoras de Fondos de Pensiones)— son cotizadas por grandes corporaciones en las Bolsas de valores internacionales.
En este mundo, explica Siri, “blockchain supuestamente es inquebrantable y absolutamente transparente como para asegurar que no se requiera una autoridad electoral centralizada para un proceso de votación, ni ningún político corrupto —como mucho ha visto en Argentina— que pueda manipular a la sociedad”.
El proyecto apenaz comienza. Junto a su amigo Glenn Weyl, los fundadores coinciden en que la sociedad necesita una verdadera revolución que termine con la centralización para abrir paso a la descentralizado, eliminando la necesidad de cualquier tipo de gobierno unipolar.
Su objetivo no es vender software, sino “empoderar a los individuos de una sociedad”, sentencia.
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